El artista de Gateway, Igor Reyes, explica el impacto que tuvo en él la película documental "Life Animated" como persona con autismo, ya que se relacionó con Owen y su amor mutuo por los dibujos animados. En sus propias palabras, Igor comparte sus experiencias vividas con la comunicación, la realidad y las relaciones en el mundo como hijo, artista e individuo con autismo.

Mi nombre es Ígor Reyes.

Tengo 23 años tengo autismo y soy fan del anime y los dibujos animados.

Cuando vi la película Life Animated me sentí muy bien y tuve una conexión con la película. Se trataba de un joven que tiene autismo y es fanático de Disney como yo. Él también tuvo luchas como yo. Él y yo fuimos intimidados y molestados. Los dos teníamos diferentes apoyos. El papá de Owen usó un títere de Iago para hablarle a Owen y mi mamá usó un juguete de peluche de Scooby Doo.

Cuando era más joven no hablaba mucho, así que mi mamá usaba juguetes de peluche para hablarme. La recuerdo diciendo buenas noches con su voz de Scooby Doo y también la recuerdo frotando la nariz del animal de peluche.

Siento que los dibujos animados alivian el dolor de mi vida cotidiana y, a veces, quiero alejarme de la realidad. La sociedad tiende a pensar que a medida que envejeces te vuelves demasiado mayor para los dibujos animados. Sinceramente, creo que es una regla estúpida. Encuentro que los dibujos animados son más entretenidos y agradables que los reality shows, porque los reality shows generalmente son solo personas que se gritan entre sí por las cosas más estúpidas. Por ejemplo, zapatos, dinero, fama y socios, llenos de traiciones, traiciones, engaños y mentiras. Los dibujos animados tienen buena moral en ellos. Encuentro que las caricaturas son terapéuticas.